de Esaú Hernández, el Domingo, 16 de octubre de 2011, 16:46
El paso del Huracán Jova por Colima fue devastador. Sus aguas y vientos se llevaron las pertenencias y arruinaron el hogar de varios miles de manzanillenses, con esa tormenta también se fue la alegría y tranquilidad de niños, jóvenes y adultos.
Por ello y con el objetivo de incidir en el proceso de aceptación de la dolorosa experiencia que significó Jova, el equipo de la Coordinación Estatal de Fomento a la Lectura de la Secretaría de Cultura, realizó una brigada de intervención cultural mediante estrategias de lectura, narración oral, juegos y artes plásticas, entre las personas asiladas en el Albergue temporal montado en el CONALEP Manzanillo, en el Valle de las Garzas.
En este sitio, habitantes de los Barrios III, IV y V del Valle de las Garzas, de las colonias Miravalle y Valle Dorado -tres de los lugares más afectados por el fenómeno meteorológico-, fueron parte de las actividades de intervención realizadas el viernes y sábado pasados.
De acuerdo a Arturo Guzmán, sicólogo e integrante del proyecto Biblioteca Viajera, los niños expresan y reproducen sus experiencias dolorosas mediante el juego y algunas otras formas de comunicación gráfico–plástico; por ello, fueron preparadas para la visita una serie de actividades que incluyeron dramatizaciones, historias, cuentos, y relatos; títeres, máscaras y disfraces de personajes surgidos del imaginario colectivo local, que derivaron en la construcción de relatos y representaciones gráficas de los propios niños a partir de la circunstancia dolorosa vivida con Jova.
Asimismo, fueron compuestas canciones y montados bailes, mediante estrategias participativas que permitieron a los habitantes del albergue estrechar relaciones afectivas con sus vecinos temporales y con los integrantes de Fomento a la Lectura, para así restablecer la confianza y facilitar la aceptación de las experiencias recientemente vividas.
LAS HISTORIAS DEL AGUA Y LA NOCHE
Cuando arribamos al Albergue, nos dimos a la tarea de recorrerlo ayudados por Lorenzo. Él es un monigote cubano, parecido a nuestros mojigangos, que con sus cantos y sus bailes llamó la atención de niños y niñas, quienes poco a poco se iban sumando a la travesía que realizó entre risas y asombro en todos los dormitorios del albergue.
El recorrido de Lorenzo terminó en el Auditorio del CONALEP. Ahí nuestro monigote, platicó a los niños y adultos del lugar donde nació y cómo también la lluvia había destruido su hogar y a su mascota querida. Pero el mensaje de Lorenzo también fue de alegría porque, contó a los niños, a pesar de sufrir y llorar mucho, jamás perdió la alegría y la esperanza.
Después, los niños le platicaron a Lorenzo sus propias experiencias; la tristeza que vivían por haber salido de sus casas en la noche, cuando dormían, porque el agua había subido “hasta la cintura” y más porque cubría las pertenencias de la casa.
Varios niños del albergue socializaron su experiencia y fueron acompañados por el maestro Alejandro Monterde, quien interpretó varios sones de la región huasteca y musicalizó las narraciones de los niños.
Tocó el turno de las leyendas y el promotor Elías Hernández nos contó una de espantos, en la cual, los asustadores en ésta ocasión, fueron nada más y nada menos que los chaneques que juegan y les hacen travesuras a quienes andan por las noches en las riveras de los ríos. Los niños y niñas interactuaron entusiastas con Elías durante la narración, enriqueciendo la historia y formando parte de ella.
Para el momento de la actividad de intervención cultural, ya nos acompañaban niños y adultos de todas las edades, lo que nos permitió separar a quienes nos visitaban en tres talleres distintos:
Taller Modelado. Se llevó a cabo con los niños y niñas de 3 a 5 años de edad. El taller fue dirigido por Andrea Portillo y Candy Jiménez, con el objetivo principal de ayudar en la canalización de sus emociones usando la plastilina como herramienta de expresión. A los niños se les narró un cuento e hicieron la representación del personaje principal; se practicaron juegos y rondas tradicionales; y se finalizó con el coloreado en papel de la figura de un gato que representaba lo que han perdido, lo recortaron y armaron en tres dimensiones y al final le construyeron una casa de plastilina que simbolizó para ellos un nuevo comienzo.
Cromos de Poesía. Los adultos, alrededor de 15, participaron en el taller “Cromos de poesía” donde se combinaban manualidades con literatura, creando con poemas de amor, naturaleza y de animales un bonito cromo, hecho en su totalidad de materiales reciclados. Al principio del taller la actividad fue abordada con cierta resistencia por los adultos pero que poco a poco, y con la confianza que proyectaba el instructor, fue un excelente conducto para ir canalizando su angustia y desesperación por la tragedia vivida. Así pues, mientras adornaban sus cromos con chaquiras y lentejuelas, poco a poco, iban desahogando sus temores y sus esperanzas, para así al final, aparte de llevarse un bonito cromo realizado por sus propias manos, también se llevaran un poco de tranquilidad y desahogo. Los adultos prometieron colgar su cromo cuando retornaran a sus viviendas, hoy siniestradas, en un lugar significativo del hogar. El taller fue conducido por Jonathan Vizcaíno.
Construyendo mi nueva comunidad. Niños y niñas de entre 6 y 11 años se integraron al taller que fue dirigido por Elías Hernández, Irving Gálvez y Arturo Guzmán, cuyas actividades se orientaban fundamentalmente a lograr que los niños proyectasen emociones y sentimientos de angustia que les dejó el paso del Huracán Jova. En esta actividad fue donde se reflejaron los principales objetivos de los talleres, pues los niños dibujaron, a lápiz y crayola, cómo habían quedado sus casas al paso del huracán, además de que externaron sus temores y esperanzas con “Chencho”, un campesino-guiñol, al que también se le inundó su casita por las lluvias, pero que mediante la organización y el esfuerzo conjunto, había logrado junto con su familia y vecinos, reconstruir una nueva colonia, aun más bonita y segura, para Chencho el valor más importante en este momento era estar vivo. Después, “Chencho” invitó a los niños a realizar con plastilina y materiales del medio, una maqueta en donde expresaran cómo querían que fuera reconstruida su vivienda, colonia y/o comunidad después de la tragedia. Ahí los niños, divididos que fueron armados de acuerdo a los barrios y colonias en que viven, sublimaron y pusieron de manifiesto sus sueños y esperanzas, las cuales, al final, socializaron con sus demás compañeros. Algunas de las actividades de este taller se retomaron del Manual “Para vivir mejor” publicado por la UNICEF en 1985, donde se ofrecen estrategias para trabajar específicamente con menores víctimas de desastres.

El cierre de la jornada de trabajo consistió en la realización del taller “Música y creación literaria”, a cargo del maestro Alejandro Monterde, quien había trabajado horas antes, junto con algunas de las niñas del albergue, en la composición del “Son de la reconstrucción”, para entonarla ahora con los participantes de los tres talleres usando instrumentos realizados con botes PET, vasos desechables, troncos, cazuelas, palitos y palmas.
El canto fue emotivo pues los niños participaron y se involucraron en el proceso de creación y musicalización del son, haciendo una catarsis de sus emociones y desbordando sus sentimientos, circunstancia que se puso de manifiesto cuando resultaron vencedores en el reto de los danzantes-demonios quienes quedaron desmadejados en el suelo de tanto bailar y bailar con la música que los y las niñas interpretaban con enorme ímpetu y emoción.
En la clausura no podía faltar la presencia del gigante Lorenzo, quien volvió a bailar y cantar con los niños expresándoles mensajes de esperanza y buenos deseos.
Víctor Chi, coordinador del programa “Biblioteca Viajera”, se despidió de los y las participantes e invitó a los niños y niñas a leer, pues, según sus palabras: “cuando leemos, abrimos puertas y ventanas hacia mundos maravillosos, en donde cualquier sueño o esperanza es posible”.
Los mediadores de lectura, acompañados por el Coordinador Estatal de Fomento a la Lectura de la Secretaría de Cultura, Esaú Hernández, entregaron a todos los niños y adultos ejemplares del libro “Leyendas y Misterios de los Pueblos de Colima”, un compilado de historias contadas por los niños y niñas de nuestro Estado; de “Coloreando la lectura” de BEF; “Sonetos y villancicos de sor Juana Inés de la Cruz”; “México en una nuez y otras nueces” de Alfonso Reyes y “Claridad Errante” de Octavio Paz.
Así, después de una larga, pero muy significativa, tarde de actividades con los integrantes de este albergue temporal, el equipo de la Coordinación Estatal de Fomento a la Lectura regresó a la ciudad de Colima, seguros de que, con nuestro pequeño grano de solidaridad, contribuimos a que, al menos por hoy, el trago amargo de la tragedia dejada por el huracán “Jova” fuera un poco menos doloroso…
Los integrantes de la brigada de intervención cultural fueron: Candy Jiménez Ramírez, Elías Hernández Castillo, Jonathan Vizcaíno, Ivette Velasco, Andrea Portillo, Arturo Guzmán, José Pablo Urzúa, Alejandro Monterde, Irving Gálvez, Estephani Mendoza, Víctor Chi y Esaú Hernández.
Reconocemos la sensibilidad de la encargada del Albergue y Directora del DIF Municipal, Martha Meza; así como de los representantes de la Secretaría de Marina y del Ejército Mexicano que permitieron realizar la intervención cultural.
Manzanillo, Colima a los 14 días del mes de Octubre de 2011.